En un solemne acto celebrado en la Iglesia de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, el compositor murciano José Ádrián Viudes Méndez, con su “Credo para coro y orquesta de cámara”, ha sido galardonado con el V Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo, dotado con 5.000 euros. La compositora Mª Concepción Lebrero ha obtenido una mención de honor, y el tercer finalista, el joven polaco de 20 años, Wojtek Michno, ha recibido una felicitación por la calidad de su obra.
El jurado ha estado integrado por: el compositor y director de orquesta Ignacio Yepes, como Presidente; la catedrática y concertista de arpa María Rosa Calvo Manzano, el organista, cembalista y compositorMiguel Ángel Tallante Pancorbo; el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y concertista de guitarra Alfredo Vicent López, y la Secretaria del jurado, María Victoria Rullán Miquel, Directora del Aula de Música de la Fundación Fernando Rielo. Previamente al fallo, el jurado subrayó que “las obras finalistas eran las de tres grandes maestros de tres generaciones distintas (1937, 1955 y 1992), con un alto nivel, en cuanto al arte y la técnica de la composición, y en cuanto a su sensibilidad espiritual.
Las obras han sido interpretadas por el Coro Koiné Ensemble y la orquesta de cámara Camerata del Arte, dirigidas por el maestro Ignacio Yepes. El texto para esta quinta edición, a la que se han presentado una veintena de obras, llegadas desde Alemania, Argentina, Austria, Chile, España, Holanda, Polonia y Reino Unido, ha sido el del Credo – Símbolo de los Apóstoles, para unirla a las iniciativas que, dentro del Año de la Fe a punto de finalizar, se están llevando a cabo en todo el mundo. La convocatoria ha contado con el patrocinio del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
En el mensaje que dirigió el Presidente de la Fundación Fernando Rielo afirmaba que “la música sacra, supuesto el dominio de la técnica, debe caracterizarse –según Fernando Rielo– por expresar, estéticamente, tres elementos fundamentales: la presencia divina, la fiesta o ágape y el diálogo o comunicación. La verdadera música sacra no se da en un abstracto y cómodo sentir, sino en la realidad cotidiana del vivir entre llanto y sonrisa, sufrimiento y alegría, que manifiestan el sagrado fruto del sudor de la frente. La concientización de la presencia divina que da unidad, dirección y sentido al dolor del amor se transforma, mediante la expresión musical, en diálogo o comunicación, en fiesta o ágape”.
Sólo el carácter místico, escondido en el misterio de la unión de Dios y el hombre, define la música sacra como acción teantrópica, esto es, expresión estética, por medio del talento o práctica musical, de la acción de Dios en el ser humano con el ser humano. Para ello, compositor y artista deben “con primorosa exigencia moral, evitar los obstáculos que se ciernen sobre la pureza e inefabilidad de la inspiración”.
Este premio, creado por Fernando Rielo, tiene como objetivo promover la música sacra contemporánea. Invita a los compositores a expresar su honda vivencia espiritual o transcendente, por medio de un lenguaje que es expresión manifiesta de la íntima relación del hombre con el Ser Supremo, sin circunscribirse a la música litúrgica propia de un credo determinado.